sábado, 9 de febrero de 2013

APORTE ESTUPENDO

A propósito de la última entrada de este blog, la siempre amable (y atenta) autora de La corte estupenda me recuerda unos versos de A. Caeiro que quizás ayuden a esclarecer el problema. Muy agradecido.
A veces me da por pensar que Pessoa concibió su universo heterónimo (multiverso, si hemos de ser estrictos) tan sólo para demostrar que la contradicción entre convicciones propias es el único camino posible, la única forma de poetizar la existencia sin caer en el ridículo.

He aquí Pessoa Vs. setenta millones de imbéciles:

"Não basta abrir a janella
para ver os campos e o rio.
Não é bastante não ser cego
para ver as arvores e as flores.
É preciso tambem não ter philosophia nenhuma.
Com philosophia não ha arvores: ha idéas apenas.
Ha só cada um de nós, como uma cave.
Ha só uma janella fechada, e todo o mundo lá fóra;
e um sonho do que se poederia ver se a janella se abrisse,
que nunca é o que se vê quando se abre a janella".

"No basta abrir la ventana
para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
para ver los árboles y las flores.
También es necesario no tener ninguna filosofía.
Con filosofía no hay árboles: sólo hay ideas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como un sótano.
Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo afuera;
y un sueño de lo que se podría ver si la ventana se abriese,
que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana".

(A. Caeiro, Poemas inconjuntos)