jueves, 13 de junio de 2013

ESCALANDO LA MONTAÑA DEL RIDÍCULO


Un servidor pensaba que, tras el ya tristemente histórico "cospedalazo", al Think Tank del Partido Popular no le quedaría más remedio que convocar una reunión de emergencia a fin de repartir bozales (o despidos procedentísimos) entre sus dirigentes menos dotados para el arte de la oratoria. Me equivocaba, claro. Ahora resulta que un cínico Carlos Floriano se afana en aclararnos –indignado el tío, no se lo pierdan– que a efectos prácticos el (llamémosle) descuido fiscal de su compañero de filas, García Escudero, viene a ser poco menos que una bendición para las arcas públicas. En fin, pobre hombre. Menuda putada le han hecho; la declaración le sale a pagar.
Algún día tendremos que explicarles a nuestros hijos –esos mismos que en el peor de los casos Gallardón nos forzará a alumbrar de cualquier modo– cómo fue posible esto de conjugar tan perfectamente, en un solo gobierno, la desfachatez y el conservadurismo más atroces de la historia de la democracia. Mientras algunos se divierten escalando la montaña del ridículo, usted va dejando de creer en la política institucional como motor de cambio y yo sigo dejándome caer cada tres meses por las oficinas del INEM para renovar la tarjeta del paro. Fuck yeah.