jueves, 15 de noviembre de 2012

EL DOBLE


Espero que ustedes no hayan cometido la imprudencia de googlear sus respectivos nombres completos en internet. Lo digo porque es bien sabido que todos tenemos al menos un doble al acecho, presto a arrebatarnos la personalidad. Hace algunos años me dejé caer por la página web de ILL (Ángel Herrero), una suerte de juglar indie que canta sobre desgracias reales o imaginarias y con el cual comparto, además de nombre y apellidos, cierto parecido físico. Desde entonces me dedico a seguir sus pasos, quizás para demostrarme a mí mismo que una coexistencia pacífica con el doble es perfectamente posible; y la verdad es que hasta he acabado encariñándome con este músico, cuyo nombre artístico (“enfermo” en castellano) me recuerda eso de que el arte, más que sanar, enferma irremisiblemente. Lo malo de ILL son sus silencios: por lo visto no es muy amigo de dar conciertos y lleva más de tres años sin grabar nuevas canciones. A veces tengo la absurda impresión de que, si él no avanza, tampoco yo lo haré. Y viceversa. Por eso fantaseo con la posibilidad de que descubra este blog y se anime a escribir, aunque supongo que en tal caso yo también debería comprarme una guitarra.
Ya les decía que con esto del doble hay que andarse con mucho cuidado, sobre todo por aquello de los gastos imprevistos.