jueves, 25 de abril de 2013

EL BARÇA Y MARÍAS


Escribo estas líneas todavía no del todo repuesto de la derrota del Barça frente al Bayern, así que les ruego no me tomen demasiado en serio. Dicho esto –bochorno en proceso de asunción por mi parte–, déjenme confesarles que (lamentablemente) la concepción del fútbol que sostiene el F. C. Barcelona se me parece cada vez más a la actual prosa de Javier Marías: habiendo alcanzado una innegable perfección de estilo, ha terminado por volverse predecible y repetitiva; se echan en falta las ganas de jugarse el tipo, la pasión por el riesgo en ambos casos. Cuando uno admira a un autor –y si el Barça sigue siendo el máximo exponente en cuanto a fútbol de autor se refiere, no digamos ya Marías en el campo de juego de la literatura– espera de éste que no se deje tentar por los peligros de la siempre acechante autocomplacencia. Pero el caso es que los demonios del éxito de crítica y público se patentizan a veces en forma de derrota en diferido, como cuando camino del vestuario tardas en comprender que el equipo rival está plagado de detectives salvajes o alemanes desacomplejados, empeñados ambos en la consecución de una victoria que por derecho les pertenece.
Más tarde, claro, sólo queda cagarse en Robben y en Bolaño, como si fueran ellos los verdaderos culpables. Pero lo cierto es que mañana, en la batalla, deberíamos pensar en nosotros mismos.