“Se
supone que la vida, la auténtica vida, es una lucha, una acción y una
afirmación inagotable, la voluntad embistiendo con su cabeza roma contra la
pared del mundo, cosas por el estilo, pero cuando vuelvo la vista atrás me doy
cuenta de que la mayor parte de mis energías se dedicaron siempre a la simple
búsqueda de cobijo, de comodidad, de, sí, lo admito, un rincón acogedor”.
(J.
Banville, El mar).
A
propósito de este fragmento me reafirmo en la idea de que, en cierto sentido,
hay dos formas básicas de enfrentarse a la vida: la uterina y la post-vaginal.
Lo peor es que no siempre se puede elegir, o que no siempre somos capaces de
hacerlo. ¿Cómo viven de facto ustedes?
¿Útero o mundo exterior? ¿Manta en el sofá o espada en el campo de batalla?