No es
fácil convivir con el no, me cuenta el parado de larga duración, el no tenemos
trabajo para usted, el hoy no, vuelva usted mañana, el no aceptamos
currículums, el no aceptamos manuscritos no solicitados, el no lo aceptamos a
usted por más que venga aquí a llorar, a suplicar, a humillarse. Porque uno se
humilla ya teniendo que trabajar, como para no humillarse teniendo que mendigar
un empleo. El no es una forma de vida y uno tiene que amoldarse. Entonces
llegan el no madrugo, el no paseo por centros comerciales ni por ningún otro
sitio diseñado para comprar, el no relacionarse apenas con nadie, el no
recuerdo quién o qué soy ahora exactamente, qué era, qué fui. El no voy a ser,
que es horrendo. El qué no voy a ser, que pierde importancia a medida que los
días se igualan en su vacío inservible.
No
apague usted su grabadora, me dice el parado de larga duración, deje que le
explique cómo es el no. Y a continuación enciende un cigarrillo, se levanta y
se va.