jueves, 17 de enero de 2013

CÓMO Y QUÉ VS. CUÁNDO Y DÓNDE


Podría interpretarse el advenimiento de la post-postmodernidad como una lucha entre el discurso del “Todavía” y el discurso del “No, nadie, nunca, nada, jamás”, entre los que opinan que todavía tenemos postmodernidad para rato y los que sostienen –o actúan como si sostuvieran– que la postmodernidad como tal nunca ha existido. Nótese que ambos posicionamientos son tremendamente conservadores (el primero por acomodaticio, el segundo por negacionista). Pero lo más preocupante a mi juicio, desde el punto de vista literario, es que, quizás a falta de una tercera vía sólida, el cómo y el qué están dejando de entenderse como agentes de cambio ético-estético. Tengo la impresión de que una enorme cantidad de autores (y de críticos, académicos, reseñistas, etc.) opta actualmente por ignorar, minimizar o sencillamente “dejar atrás” –sin encender las señales de alarma– el viejo problema de la literatura para centrarse en un nuevo dualismo que nada (o muy poco) tiene que ver con ella: el del cuándo y el dónde. Parece que se espera del espacio y del tiempo –de creación, de edición, de difusión, de crítica– que vengan a eclipsar, a sustituir en definitiva, la importancia esencial de la narración y de lo narrado. Mucho me temo que los escritores preocupados por el “cuándo” pronto dejarán de tener un “dónde” al que dirigirse; se aferrarán entonces al “cuánto”, a la cantidad de páginas impresas, y estaremos en las mismas. ¿Planteamiento igualmente conservador? Puede ser, me siento viejo esta semana –sepan disculparme–.