Para todo hay una primera vez. Yo nunca había comido carne humana, pero he de reconocer que no me disgustó; dulzona, quizás un poco picante. El caso es que harta. Dios no tuvo en cuenta las consecuencias de vetar a los animales la entrada en el Paraíso. Desde que estoy muerto, abomino del cristianismo y de la resurrección de la carne.