Sí, escribo “esperanzador”. Y es que, al margen de lo obvio –esto es, el recurso a la violencia, siempre execrable–, la noticia da cuenta de algo mucho más relevante, aunque sea de puro insólito: ¡Kant todavía importa!
Ya sabíamos que la gente se dispara por toda clase de tonterías: por la patria, por honor, por deudas, por celos, por el mero placer de herir o matar, pero… ¿por Kant?
Ahora hagan un esfuerzo, procuren obviar lo obvio, y atrévanse a decir que no es maravilloso. A su manera.