sábado, 27 de julio de 2013

ESTAR ATASCADO


“O tal vez, cuando se encuentre atascado como lo estaba yo aquella noche, no pueda poner las cosas en claro acerca de usted mismo o los demás, o saber por qué está vivo, o por esa misma regla, por qué lo está cada uno de los que puedan venirle a la cabeza, entonces piensa no en gente, sino en otras cosas que ha visto y sentido; como andar por un camino nevado en invierno, en algún lugar de Iowa, y escuchar el dulce y cálido ruido de un establo cercano al camino, o como esa otra vez cuando estaba en una colina y el sol se estaba poniendo y de repente el cielo se convertía en un inmenso cuenco de color pálido, resplandeciente como un cuenco de asas enjoyadas, y una gran reina en algún reino lejano y poderoso pusiera una gran mesa bajo el árbol una vez al año e invitara a todos sus amados y leales súbditos a cenar con ella.”

(Sherwood Anderson, “El hombre que se convirtió en mujer”, en Cuentos reunidos).



Estar atascado es no pensar en gente… y corregir febrilmente lo que todavía no hemos sido capaces de escribir mientras escribimos.