Se
acabó lo que se daba.
Todo
cuanto aquí se ha ido publicando está dedicado…
A Sara, que creyó (Hombre A, Hombre B)
A Jorge Nogueira, Rubén Casado y Pablo Hermo,
que alentaron (De norias y ceniceros)
A Rebeca, que confió (Los felices)
A mi padre, que apoyó (Nuevo catálogo de juegos)
A Julio López Cid, que aconsejó (Las verdades pequeñas)
A José María Pérez Álvarez, que simpatizó (No-relatos)
Con Sara, en los jardines del parque Federico García Lorca (Granada) |
Con Jorge Nogueira, en una reunión informal del SNAI (Pontevedra) |
Con Rubén Casado, el mayor talento filosófico de la Península Ibérica |
Con Pablo Hermo, destrozando canciones propias y ajenas en Mazarelos (Santiago de Compostela) |
Con Rebeca, siempre |
Con mi padre, junto a la estatua de John Lennon (A Coruña) |
Julio López Cid |
Con José María Pérez Álvarez, en la Feria del Libro (A Coruña) |
Procedo
a desbloquear la opción de “comentarios”, por si alguno de ustedes juzgara
oportuno despedirse (del blog), vituperarme (desde el respeto), elogiarme (no
se aconseja) o sencillamente añadir apreciaciones subjetivas de índole diversa.
Les
dejo con una última tanda de citas:
“El
número de las cosas que no hay por qué decir aumenta para mí cada día”.
(ANDRÉ
GIDE)
“Yo
escribí para que me quisieran; en parte para sobornar y, también en parte, para
ser víctima de un modo interesante; para levantar un monumento a mi dolor y
para convertirlo, por medio de la escritura, en un reclamo persuasivo”.
(ADOLFO
BIOY CASARES)
“¿Qué
es lo que quieren de un hombre que no hayan sacado de su obra? ¿Qué es lo que
esperan? ¿Qué queda de él cuando ha hecho su obra? ¿Qué es cualquier artista
sino las heces de su obra, los escombros humanos que la obra arrastra consigo?
¿Qué queda del hombre cuando la obra está acabada sino escombros de disculpa?”.
(WILLIAM
GADDIS)
* * *
* * *
P.S.
Quise ser atleta; fracasé. Quise ser futbolista; fracasé. Quise ser poeta;
fracasé. Quise ser músico; fracasé. Quise ser filósofo; fracasé. Quise ser
escritor; fracasé. Salió entonces a mi encuentro la treintena y me dije:
“Herrero, confórmate con estar relativamente sano”. Poco después me
diagnosticaron la enfermedad de Crohn[1].
Conformarse
es un mal negocio. Me reservo, pues, el derecho a seguir fracasando en otras
lides, en otras lindes, no vaya a ser que…
Gracias
por leerme.
[1] La dolencia en cuestión me fue diagnosticada
–ironías del Destino– por un médico muy majo… (con bigote).