lunes, 27 de junio de 2016

CHOQUE CULTURAL


       Con palos y piedras solían recibirnos a los no iniciados, como si nuestra perfecta ignorancia de la tribu no fuese ya suficiente palo o suficiente piedra; hasta que descubrieron las dotes conciliadoras de Jared, “el Loco” –rebautizado entonces como “el Comprensivo”–, indígena autóctono y de mente abierta bajo cuyo mando terminaron de adoptarse nuestras revolucionarias técnicas pedagógicas para fines más sagrados y menos dudosos. Aprendieron a leer; les enseñamos a escribir como cristianos. Lo que nunca acabaron de entender –de choques culturales tampoco entiende uno demasiado– fue aquella renuncia tardía de Jared a ciertas manifestaciones básicas de su propia cultura, al baile de los palos y las piedras, al salto sobre cocodrilo, y algunos (sobre todo una gran mayoría de no iniciados) todavía coincidimos en señalar aquellos hechos como causa de su lamentable sacrificio, y no tanto aquella otra historia que se dice que sucedió con la irresistible primogénita del chamán de la tribu, de la cual seguimos sin tener noticia.