jueves, 16 de julio de 2015

FILOSOFÍA FICTICIA EN EL MUNDO ANTIGUO (XIII)


            Dudón de Elis

       Los escépticos conformaron la cuarta y última de las grandes escuelas del mundo helenístico. Eran gente desconfiada, precavida y atormentada, pues tenían siempre presente que alcanzar el verdadero conocimiento es una empresa ilusoria, cuando no una pérdida de tiempo. Dudón de Elis fue uno de los socios fundadores. Murió en el siglo III a. de C.
       A Dudón le debemos la expresión “dudar hasta de la propia sombra”, pues retaba a sus amigos a demostrar la existencia o el conocimiento de cualquier cosa. Cuando alguno de ellos trataba de esgrimir sus argumentos, el escéptico se apresuraba en contestar: “¿Y eso tú cómo lo sabes?”, dejándole totalmente desarmado. Si éste replicaba que lo había visto con sus propios ojos, Dudón ponía en duda la vista. Si objetaba que todo el mundo estaba de acuerdo, Dudón ponía en duda la opinión generalizada. Eran discusiones muy aburridas, perdidas de antemano. Pero un día nuestro escéptico tuvo que reconocer que se equivocaba.
       Aquella mañana, Dudón visitó a Esdemo, uno de sus discípulos. Éste le contó apenado que su mujer había muerto la noche anterior. “¿Estás seguro de que está muerta?”, dijo aquél. Esdemo, acostumbrado a las argucias dialécticas de su maestro, rehusó contestar y señaló con indignación la habitación donde yacía el cadáver. Dudón se internó en la casa y volvió al cabo de un rato. No dijo nada. “Dime ¿cómo puedo dudar de que mi mujer haya muerto? ¡Reconocerás ahora que estás equivocado!”, dijo Esdemo. El escéptico respondió: “Reconózcolo. Creí que eras un buen discípulo, pero estaba equivocado. Ésa no es tu mujer”.
        En efecto, Esdemo se había emborrachado la noche anterior y, por lo visto, había seducido a una desconocida que murió, tras los abrazos, de madrugada. Así, Dudón tuvo que asumir una única certeza en su vida: la estupidez de Esdemo. Y dicen que ni siquiera de esto estaba seguro.