jueves, 20 de diciembre de 2012

ÚLTIMO REFUGIO


Algunos jóvenes de mi generación hemos asumido que uno puede aprender a disfrutar de la tercera sinfonía de Brahms, del Kind of blue de Miles Davis o de los experimentos vanguardistas de Radiohead sin caer en el esnobismo. Claro que tampoco olvidamos que a veces basta con un muro de guitarras eléctricas, cuatro acordes y un buen estribillo para alegrarnos el día, y que no debemos (o no deberíamos) avergonzarnos por ello. El último disco de los californianos Green Day (¡Tré!, Reprise, 2012) es como un viaje de vuelta a la adolescencia: te engaña dulcemente, haciéndote creer que se pueden comenzar noventa y nueve revoluciones esta misma noche. Me temo que para muchos de nosotros –sobre todo teniendo en cuenta la brutal falta de expectativas vitales– la adolescencia perdida (convenientemente maquillada, tergiversada, idealizada incluso) es el último refugio, una mentira piadosa que se nos aparece como única verdad digna de un estribillo.