jueves, 8 de noviembre de 2012

MALDITA EME


No son sus dibujos, ni sus obras de teatro, ni sus cuentos; tampoco su capacidad para reírse criticando (demoliendo) o criticar riéndose (y haciéndonos reír). Lo primero que me llama la atención del genial escritor, dibujante y dramaturgo polaco Slawomir Mrozek (Borzecin, 1930) es en realidad algo tan sencillo como su apellido, concretamente la primera letra, la eme. He pensado que, en materia de cuento, mis miniaturistas favoritos (Manganelli, Monterroso, Monzó, Merino, Millás y ahora me veo casi forzado a añadir al propio Mrozek) también empiezan por eme. Como la palabra “miniaturistas”, por cierto. O como “mosca”, que es un insecto volador al que son muy aficionados estos señores y alguna que otra señora (otra eme para Mansfield). Y claro, como soy una persona paranoica e impresionable, esto también me lleva a pensar en una especie de conspiración universal que impida destacar en el selecto campo del microrrelato (vaya con la eme) si uno se apellida Herrero –por ejemplo– y en vez de sobre moscas escribe    –es otro ejemplo– sobre gusanos. Seguiré pensando en ello. Y dejaré de escribir, muy probablemente –o empezaré a hacerlo como Mherrero, que es la única solución que se me ocurre–. Ríanse, ríanse. A ver qué pasa cuando Marías, Michon o Magris descubran su auténtica vocación.