Hay dos
tipos de escritores (de escritores dignos de ser leídos, se entiende). Está el
escritor que trata de contar, lo mejor que puede, una buena historia. Si además
cuenta esa historia mejor que nadie, será grande. El segundo tipo de escritor
es ese otro que nos presenta como historia algo que realmente no lo es, o que, para ser más exactos, era imposible que
lo fuera hasta que él decidió que lo sería. Si además demuestra que la historia
no es más que una excusa para seguir avanzando, ese escritor será
imprescindible.
Últimamente
sospecho que las malas historias no existen. Existen los malos escritores (y
los malos lectores).